"Estoy convencida de que la mujer que vi en televisión es mi hermana"

25.03.2013 05:05

 

Remedios pide colaboración ciudadana para dar con su paradero Afirma que fue presidenta de una asociación onubense de adopciones y que estuvo en Cruz Roja como voluntaria hasta 2011

RAQUEL RENDÓN | ACTUALIZADO 25.03.2013 - 01:00
 
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Lbúsqueda que inició Remedios Olivares hace casi veinte años es doble: por una parte, quiere encontrar al bebé que parió su madre en el hospital onubense de La Merced en 1956; por otra, a la mujer que localizó a través de un programa de televisión y con la que cree que puede tener lazos de sangre. 

Tenía nueve años cuando escuchó gritar a su madre en el baño de su casa de la barriada onubense de Tres Ventanas. Era el 3 de diciembre de 1955. "Había mucha sangre". A la mujer, embarazada de ocho meses, la trasladaron al provincial de La Merced en "coche de caballos". La dejaron ingresada y "lograron que se le cortara la hemorragia", pero permaneció hospitalizada un mes. Remedios la vio por última vez con vida el 1 de enero de 1956. Dos días más tarde se puso de parto. 

Acudió con su padre al centro hospitalario, pero no la dejaron verla. Haciendo gala de buena memoria, apunta que "habían precintado la habitación en la que ella estaba: tenía 30 camas y mi madre estaba en la última de la izquierda; vi correr a enfermeras con bolsas de sangre o plasma, muy nerviosas". Un médico "le dijo a mi padre que podía pasar, pero sin mí". Tuvo que volverse sola a casa. 

Ella, junto con sus hermanos Carmen y Juan Antonio, pasó la noche en casa de una vecina. Aquella madrugada se despertó llorando. Los vecinos los habían dejado solos "y pensé que mi madre había fallecido". Se sentó en la puerta y, "como aquel era el camino del cementerio, vi pasar un coche de caballos a toda prisa con un ataúd y sentí que allí iba ella". Hasta la tarde de la jornada siguiente no llegó su padre "con una boina y un brazalete negros". Fue parco en palabras: "Nos dijo que mi madre había tenido un niño y se había muerto, pero que él no había podido ver el cadáver". 

Remedios, que ahora reside en Torremolinos (Málaga), siempre tuvo la sensación de que aquel hermano había sido robado, que estaba vivo. En 1995 escribió al popular programa de Paco Lobatón, Quién sabe dónde, para que le ayudaran en su búsqueda. Ese mismo año, viendo la televisión, se quedó petrificada. En el programa de debates de Canal Sur Vox Populi, dedicado en aquella entrega a las adopciones, vio a una mujer "que se parecía mucho a mi madre". La chica, rubia y de ojos claros, con rasgos angulosos, intervenía en el programa en calidad de "presidenta de la Asociación de Adopciones de Huelva y voluntaria de Cruz Roja". 

Remedios se puso de inmediato en contacto con la cadena autonómica, dejó sus datos y esperó a que la otra mujer le llamara. Estaba "convencida" de que podía tratarse de su hermana, a pesar de que su padre le había dicho que su madre había dado a luz a un niño. La mujer había narrado en el espacio televisivo que sus padres "la habían adoptado en Huelva y se habían ido a vivir a Madrid; además, que tiene un hijo biológico y otro adoptado". 

"Sonó el teléfono a las 01:10 y era ella". Olivares le explicó que viajaba mucho a Huelva y que estaba interesada en que conversaran. Sin ofrecerle demasiados datos, le indicó que andaba buscando a una hermana que había nacido en 1956 y "ella se sorprendió porque tenía más o menos esa edad". Su interlocutora la invitó a llamarla cuando arribara a tierras onubenses para mantener un encuentro, "pero me iba seis meses a Londres y pospusimos la cita para mi vuelta".

Cuando regresó a España, llamó a la misteriosa chica de la tele "y aquel número de teléfono ya no le pertenecía". Remedios se plantó en Huelva y comenzó a investigar. Empezó por la Diputación, adonde solicitó el historial médico de su madre. "Me dijeron que no lo encontraban y al tiempo me mandaron a Málaga un documento en el que ponía que le diagnosticaban sífilis, algo que me pareció muy extraño". Otra vez vino a Huelva. Logró que una trabajadora del archivo provincial le facilitara el parte de defunción de su progenitora, donde aparecía que había parido una "nonata hembra". Comenzó el baile de contradicciones, según Olivares. Continuó buceando en el archivo y se topó con aquel documento que le habían remitido, pero varios expedientes antes "hallé el auténtico, el de mi madre, y la trabajadora de la Diputación me dijo que allí había tomate". Supuestamente aquella hermana fallecida al nacer fue enterrada junto con su madre, "pero yo saqué sus restos para traérmelos a Málaga y dentro no había niño ninguno". 

En 1996 la localizó en otro programa de una cadena nacional. Sólo consiguió obtener su nombre, "Gloria de Salguero Gil", pero esta vez no obtuvo respuesta alguna. 

En el momento en que las desapariciones de recién nacidos saltaron a la palestra -hace un par de años-, Remedios retomó su investigación personal. En el cementerio de Huelva constató que no se había enterrado ningún feto "ni en los días anteriores ni posteriores al nacimiento de mi hermana". En el negociado de la Casa Colón sí figuraba la sepultura de una niña a nombre de su madre y el operario, ironizando, "me cantó un fandanguillo improvisado sobre la niña que se perdió del hospital al cementerio y me dijo que eso era lo que había". 

En paralelo, acudió a Cruz Roja para obtener alguna pista sobre la enigmática mujer de la tele. "Estuvo allí de voluntaria, pero se dio de baja en 2011 porque tuvo un accidente viniendo de Madrid a Huelva en coche", le contaron a Remedios, pero todavía no ha conseguido contactar de nuevo con ella. 

Su caso está archivado por la Audiencia de Huelva, pero no pierde la esperanza de que el ADN la ayude a encontrar las respuestas que busca desde que tiene nueve años. "Mis hermanos y yo tenemos derecho a saber, y ella también". Apela a la colaboración ciudadana para encontrar a la mujer que puede, o al menos ése es su deseo, ser la cuarta hermana de los Olivares Nágera.